ARTÍCULOS DE INTERES

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LOS MORDISCOS EN LA 
ESCUELA INFANTIL
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Uno de los conflictos que surgen entre los/as niños/as son los mordiscos; por eso, os queremos dar algunas pautas para llevar a cabo cuando surjan estos conflictos tanto en la escuela como en casa.


A  partir de los 12-20 meses, se dan las primeras interacciones sociales entre los/as pequeños/as y empiezan a conocer su entorno a través de la experimentación, el movimiento y el juego. Pero, los/as pequeños/as todavía no saben relacionarse y surgen los primeros conflictos, como arañazos, mordiscos,…

¿PORQUÉ MUERDEN LOS/AS NIÑOS/AS?

o    Por exceso de emoción, alegría o cariño:
A los/as pequeños/as les encanta tocarse, darse besos,… pero, algunas veces no son capaces de canalizar estas emociones, se ponen nerviosos/as y, ¡mordisco al canto!

o    Por ausencia del lenguaje oral:
Los/as niños/as de estas edades aún no saben hablar y no pueden utilizar la palabra para resolver sus conflictos. Su agresividad es, simplemente, una manera de decir qué quieren.

o    Por problemas con la dentición:
Cuando les salen los dientes, los/as pequeños/as están muy molestos; por lo que sienten alivio cuando muerden, lo malo, es cuando muerden el brazo de un /una compañero/a.

o    Por costumbre:
Cuando tienen siete u ocho meses nos hacen mucha gracia algunas actitudes, como que nos tiren del pelo, o en este caso un pequeño mordisco. Debemos moldear estas actitudes, ya que el/la niño/a no entiende porque al principio se le refuerza (porque nos hace mucha gracia) y cuando tiene más edad se le regaña.

o    Por pensamiento egocéntrico:
Los/as pequeños/as no tienen la capacidad de ponerse en la piel de otros. Si quieren una cosa, la quieren en el momento y no comprenden que otro/a niño/a también la quiera.
“Lo quiero y te lo quito y, si te resistes, te muerdo”.

o    Por no saber compartir:
Los/as niños/as no son egoístas, aún no saben compartir. Debemos enseñarles.

o    Por sobreprotección:
A estas edades están acostumbrados a tener todo lo que quieren y cuando quieren, y en la escuela resulta difícil; comienzan a escuchar el “no” y es complicado de entender.

¿CÓMO ACTUAMOS EN LA ESCUELA?

       1. Ante cualquier suceso de este tipo (mordisco, pelea, arañazo) lo primero que hacemos es atender al/la niño/a agredido, calmarle y ofrecerle seguridad.

       2. Hacemos entender al que ha provocado el altercado que lo que ha hecho no está bien, que actuando así hace daño a su compañero/a y no debe repetirlo.

     3. Separamos al/la niño/a de la actividad que estábamos realizando en el momento del mordisco, para que se relaje y cuando vuelva al grupo, pueda seguir con la actividad normal.

     Siempre que ocurre un episodio de este tipo actuamos de la misma manera, para que  normas y límites queden interiorizados, permitiendo progresivamente el desarrollo de habilidades sociales alternativas a la agresión para resolver conflictos.

       Reforzamos siempre modelos de conducta correctos (muestras de cariño, compartir,…).

     Para proteger al/la niño/a y evitar etiquetas (los/as niños/as no son malos, las que son malas son sus acciones) no diremos el nombre del/la niño/a que ha mordido. Son cosas de niños/as, que no deben dañar las relaciones entre familias.

¿ CÓMO DEBEMOS ACTUAR EN CASA?

       Si en casa surgen estos pequeños accidentes deberemos actuar de una forma similar a la escuela:
-          Socorrer a la persona afectada.
-          Retirar al/la niño/a del juego.
-          Hacerle entender que la acción está mal.
§  
        Tenemos que tener en cuenta, que la acción ha de ser inmediata: son muy pequeños/as, y aún no comprenden esa relación entre su conducta y la riña del adulto, y mucho menos si la conducta ocurrió hace algunos minutos.

        SIEMPRE que ocurren estos episodios deberemos actuar del mismo modo. 

       No debemos hacer grandes dramas, sin mantener nuestro enfado durante más tiempo del que dura ese instante en el que apartamos al/la niño/a del juego. Para evitar que el exceso de atención a esos momentos puede provocar que el/la niño/a muerda para llamar nuestra atención y desencadenar un enfado.

      Ofrecer al/la niño/a modelos correctos de interacción: reforzarlo cuando bese a un amigo/a o un muñeco, cuando lo acaricie,… tan importante es extinguir las conductas incorrectas como enseñar las adecuadas.

      Evitaremos los juegos de “lucha”, los mordisquitos cariñosos; los/as niños/as aún no saben controlarlos y piensan que son un juego.

     Hay niños/as que tienen mucha energía y para ello les ofreceremos actividades que les ayude a descargarla (natación, carreras,…) y actividades de relajación.

       No reaccionar con conductas agresivas.

    ¡¡¡¡¡ PACIENCIA PAPÁS!!!!! El trabajo conjunto de familia y escuela se verá recompensado.


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ENSEÑAR EL CONTROL DE ESFíNTERES
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Otro aspecto importante dentro del desarrollo madurativo de los/as niños/as es el Control de Esfínteres. Todos/as los/as padres/madres nos planteamos cómo trabajar con nuestros/as hijos/as este control. Por eso, os queremos dar algunas pautas para que este proceso os sea más fácil de llevar.

EN QUÉ CONSISTE EL CONTROL DE ESFÍNTERES

Tres son los factores centrales que influyen en que un/una niño/a controle adecuadamente sus esfínteres, vesical y anal:

1.    La maduración neurológica y fisiológica.

2.    El proceso de aprendizaje (mostrarle qué es el orinal, las nuevas rutinas, en qué consiste, qué siente, por qué merece la pena,…).

3.    El ambiente familiar y escolar (si hay tensión/preocupación respecto a este tema o si le damos espacio para interiorizar este hábito y familiarizarse con el, la forma de llevar los éxitos y fracasos, etc,…).

EL  “ENTRENAMIENTO”

Alrededor de los 20-22 meses, aproximadamente, podemos empezar a sentarle en el orinal. Es en esta edad cuando sabemos que el/la niño/a cumple determinadas condiciones como son:

a.    Que domina algunos movimientos de su propio cuerpo  (agacharse, levantarse, mantener el equilibrio en estas posiciones...).
b.    Que hay un mayor espaciamiento de las deposiciones en el tiempo (1 ó 2 al día).
c.     Que comprende el lenguaje relacionado con el tema (que entienda qué le estamos proponiendo y por qué).

Debemos llevar a cabo este entrenamiento tanto en la escuela como en casa. Le sentaremos (ofreceremos) el orinal durante unos minutos (3 ó 4 min.) y siempre a la misma hora (antes del baño, por ejemplo) En la escuela, lo hacemos a las 11,30 (media mañana) y después de la siesta.
           

Algunas recomendaciones, para este momento de sentarle, pueden ser:

Ø   Ofrecerle el orinal (nunca obligarle a que se siente), a la misma hora y todos los días. No debemos preocuparnos si no se quiere sentar o si se levanta muy deprisa; seguiremos ofreciéndoselo a diario.


Ø   Alabarle cuando hace “pis” o “caca”. Podemos dibujarle una carita en la mano y/o en un calendario grande de casa, comentar los éxitos con otras personas,…No es necesario que utilicemos siempre objetos materiales como premio.

Ø   Tranquilizarle cuando no hace pis/caca, expresándole: “Mañana saldrá”.


Ø   Colocar el orinal en un lugar donde esté seguro y dentro del cuarto de baño. Puede que algunos niños prefieran sentarse en el WC; podemos respetar ese deseo, colocándole un reductor y una banquetita para que llegue a sentarse en la taza, pero asegurándonos de que se siente cómodo.

Ø   Cuando defeque y le estemos cambiando, hay que procurar no poner malas caras porque huela mucho, ni expresar nuestro desagrado. Es mejor decirle “es caca, huele…”. (no todo lo sucio es “caca”, como por ejemplo, las cosas sucias de la calle, lo que no debe tocar, etc…no son “caca”).

Ø   Entrenarle a saber detectar lo que se siente en estado de plenitud vesical: “dolor de barriguita, está dura…”; así como la sensación que se produce después de orinar “ya no te duele, está flojita, nos quedamos más a gustito,…”.

Ø   Potenciar habilidades de autonomía a todos los niveles.

CUÁNDO QUITAR EL PAÑAL

Quitamos el pañal cuando observamos que el/la niño/a está preparado, es decir, cuando vemos que los 3 aspectos mencionados al principio han alcanzado un adecuado desarrollo. ¿Cómo sabemos esto, cómo lo medimos? Observando que:

  • Haga “pis” todos los días en el orinal, durante dos semanas, y que coincida con que tiene el pañal seco (retiene orina).

  • Manifieste con palabras (a veces gestos) que quiere hacer “pis/caca”, y que coincida con que, al sentarse, realmente lo hace (micción voluntaria).

  • Exprese la incomodidad del pañal; que muestre su deseo de “ser mayor”.

QUÉ HACER UNA VEZ QUE HAYAMOS QUITADO EL PAÑAL

§  Ponerle en el orinal cada hora y media aproximadamente (durante unos cinco minutos no más). No preguntarle, sólo llevarlo, exponiéndole que “vamos a hacer pis”. Si se resiste no se le obliga.

§  Reforzar las conductas de control y autonomía (seguimos alabando, premiando).

§  Seguir entrenando a saber detectar lo que se siente en estado de plenitud vesical “dolor de barriguita, está dura…” y la sensación que se produce después de orinar “ya no te duele, está flojita…”.

§  Si le vemos hacer gestos de apremio no decirle “¡Vete corriendo!, ya que sentir la necesidad de evacuar le ayudará a controlar, así como nuestra tranquilidad.

§  Cuando el control esté más afianzado, los/as niños/as que se sentaban en orinal, pueden intentar sentarse en la taza del WC. Procuraremos que esté seguro y nunca tirar de la cadena mientras permanezca sentado; dejar que tire él.


§  Durante el período de siesta no se le retirará el pañal, hasta que observemos, durante una temporada, que permanece seco cuando despierta. Igualmente haremos con el pañal de la noche. Hay una diferencia de unos 6 meses, aproximadamente, entre el control diurno y nocturno.


§  En los momentos de “retroceso”, es decir, cuando se produzcan escapes involuntarios, se evitarán los castigos y las ridiculizaciones, pues no van a ayudar a que dejen de ocurrir sino, más bien, le ocasionaran ansiedad y sentimientos de baja autoestima que pueden perpetuar los fracasos.            


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CONSEJOS PARA ELEGIR EL MEJOR JUGUETE SEGÚN LA EDAD DEL NIÑO/A
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Con las Navidades, a la vuelta de la esquina,los juguetes se convierten en el mayor objeto de deseo. Todos los padres nos planteamos cómo acertar y cuál le hará ilusión a nuestros/as hijos/as. Por eso, os queremos dar algunas pistas sobre qué juguetes seleccionar en función de la edad del niño/a y su desarrollo evolutivo.

      Podemos definir el juguete como: “Cualquier objeto o material que el niño utiliza en sus juegos”. Por ejemplo: un palo, una hoja, una caja...”

    En teoría el niño/a  no necesita juguetes fabricados para jugar, puede inventar juegos sin apoyarse en estos (por ejemplo, un círculo hecho con piedrecitas puede ser una casa para habitar). Es decir, cualquier objeto  le puede servir para realizar infinidad de juegos de acuerdo a sus necesidades y a la etapa de desarrollo en la que está.

    Con esto no se pretende quitar la importancia que tiene el juguete fabricado; si no hacer notar que el niño/a no necesita disponer de juguetes perfectos, sino que habrá que dejarle espacio y posibilidad para crear y disfrutar con sus propios juegos, ejercitando su imaginación y fantasía.

   El juego es imprescindible para el correcto desarrollo infantil porque estimula, favorece y posibilita todo tipo de aprendizajes. El niño/a no sólo debe aprender los colores, los números u otros contenidos escolares relacionados con el desarrollo intelectual, sino que ha de desarrollarse y evolucionar también en otros aspectos muy importantes como la coordinación de los movimientos, el lenguaje, la socialización, el desarrollo emocional, etc.  Es importante saber que los distintos tipos de juguetes contribuyen a favorecer estos aprendizajes y los adultos hemos de esforzarnos en proporcionar juguetes suficientes, adecuados, variados y el que mejor se adapte a sus necesidades, en definitiva, el que le posibilite un desarrollo integral  de la personalidad del niño/a.

Como hemos dicho, para la elección de los juguetes hay que tener en cuenta varios aspectos, algunos de estos son:

§        Las necesidades y preferencias que el niño/a transmita.
§        La propia capacidad del niño/a, es decir, su madurez intelectual, su fuerza física o su habilidad manual.
§        Las características del medio ambiente en el que transcurre la vida del niño/a: el espacio y tiempo disponible, los posibles compañeros/as de juego, etc.
§        Las características propias de los juegos, esto es, si son para utilizar en solitario o en grupo, si sirven para fomentar el sentido de la competencia, de la agresividad o de la solidaridad.
§        Las capacidades específicas que se deseen potenciar en el niño/a.
§        El desarrollo de diferentes funciones en el niño/a a través de un número y variedad adecuados de juguetes.
                                                                                                                             
Condiciones generales que deben reunir los juguetes.

·                     Que sean seguros: Deben de estar confeccionados con materiales que no se astillen, ni sean cortantes si se llegan a romper. Los colores han de ser sólidos y no tóxicos. Para los más pequeños,  conviene que no tengan piezas de tamaño reducido cuanto más pequeños son los niños, más grandes deber ser los juguetes.
·                     Que sean Duraderos: los materiales empleados en su fabricación deben de ser sólidos, para que el niño/a pueda extraer todas las posibilidades lúdicas a lo largo del tiempo, evitando las desilusiones que producen aquellos juguetes que se rompen enseguida.
·                      Que sea simple: Esto aumenta la gama de usos que se le pueden dar al juguete y el grado de participación del niño en el juego, a la vez que permite el desarrollo de su fantasía y su  capacidad simbólica. No son aconsejables los juguetes muy complejos o excesivamente  mecanizados, que dejan al niño como simple espectador.
·                     Que puedan usarse a través de varias edades y etapas: Por ejemplo: relojes de juguete, juegos de construcción juegos de mesa, marionetas, juguetes alfabéticos y numéricos...
·                                Que puedan ser usados tanto por niños como niñas: Es decir que su envoltorio y sus acciones fomenten el juego no sexista. Los personajes incluidos en los juguetes de construcción, de los coches y de las casas  de muñecas  son tanto masculinos como femenino  No existen juguetes de niños o de niñas. No decirles a vuestros hijos cuando juegue con muñecas que eso es de niñas. Los niños también necesitan manifestar ternura y protección. Si vuestra hija juega con coches hay que dejarla, eso le ayudará al desarrollo de la capacidad espacial y movimiento, necesarios ambos en los niños independientes del sexo que tengan.
·                                Que no sean violentos ni por su forma ni por su empleo: Atención a los contenidos de los juegos de ordenador, que pueden ayudar a interiorizar al niño valores inadecuados (agresiones como modo de resolver los conflictos, asesinatos).

Juguetes adecuados a las características del niño:

De 0 a 6 meses: Siguen con la mirada el movimiento de personas y objetos; Descubren la funcionalidad de su propio cuerpo; Responden con risas y gorjeos; Distinguen formas y colores; Ya pueden mantenerse sentados; Son capaces de agarrar objetos sin necesidad de utilizar los pulgares.
Tipos de juguetes: Móviles de cuna; Sonajeros de colores; Muñecos de goma; Elementos con sonido; Mordedores para los dientes; Alfombras de tela con actividades para el niño; Juguetes con gran contraste de colores y diferentes texturas. 
De 7 a 12 meses: Movimientos más voluntarios; Capacidad para reconocer voces y decir algunas palabras tales como negaciones, afirmaciones o papá y mamá; Exploran y golpean objetos; Buscan objetos escondidos; Arrastran y agarran varios objetos; Se sientan solos.
Tipos de juguetes: Móviles; Objetos que ruedan: pelotas, juegos de encaje sencillos…; Juguetes sonoros; Juguetes con contraste de colores; Juguetes con diferentes texturas; Tentetiesos; Muñecos de trapo; Juguetes para el agua; Andadores y balancines; Centros de actividades con elementos para manipular con sonidos y texturas.
De 13 a 18 meses: Saben andar y saltar; Usan y entienden las palabras; Arrojan y recogen objetos; Reconocen la propiedad de los objetos; Aparecen los primeros amigos.
Tipos de juguetes: Muñecas/os de trapo, de goma o de felpa; Juguetes con diferentes texturas y contrastes de colores; Construcciones y cubos para encajar y apilar; Bicicletas de tres o cuatro ruedas y cochecitos; Centros de actividades.
De 19 a 24 meses: Consiguen equilibrio; Hablan y comprenden; Sienten alegría ante sus logros; Descubren el entorno y la naturaleza; Juegan con compañeros; Primeros juegos simbólicos
Tipos de juguetes: Juegos de movimiento: coches y otros vehículos, columpios, bicicletas; De expresión: pizarras, pinturas, musicales; Muñecas, animalitos.

De 2 a 3 años: Aprehensión de nuevas habilidades; Corren, saltan; Sentido del peligro; Mayor destreza; Curiosidad por los nombres e imitación de escenas familiares.
Tipos de juguetes: Triciclos, coches, palas, cubos, construcciones, puzzles; Instrumentos musicales, plastilina, pinturas; Muñecas, vestidos, cunas, cochecitos, sillitas, teléfonos de juguete.
De 3 a 5 años: Descubren el entorno familiar; Hablan y preguntan; Mayor habilidad física y precisión de sus gestos; Revelan sentimientos en los juegos, aprenden canciones; Comparten y juegan con sus amigos.

Tipos de juguetes: Patines, triciclos, bicicletas, camiones; Puzzles, mecanos; Pizarras, magnetófonos, cuentos, marionetas; Muñecos con accesorios o articulados, disfraces, casas de muñecas; Primeros juegos de mesa.

   Jugar es una excelente posibilidad, una excelente “técnica” al servicio de los padres para fomentar en los/as niños/as las actitudes necesarias y para que administren su tiempo de ocio de un modo positivo. Además de ser un juego en sí, jugar es una perfecta acción familiar. La acción de jugar favorece y facilita la comunicación. Mediante ella, transmitimos, exteriorizamos lo que somos, lo que pensamos y en lo que creemos.

    El juego ayuda a fortalecer la complicidad entre los miembros de la familia, abre vías de comunicación, permite exteriorizar las expresiones de afecto, deja aflorar las emociones de una forma natural y espontánea. Jugar en familia ayuda a construir una relación familiar sólida y duradera.


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RUTINAS EN LA ESCUELA INFANTIL
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Nos gustaría hablaros un poco sobre las Rutinas y los Hábitos en la Escuela Infantil, ya que es muy importante llevar una serie de Rutinas y Hábitos con los/as niños/as en estas edades tan tempranas. Así que, os dejamos un artículo para queleáis tranquilamente.


     Los/as niños/as necesitan seguir una rutina para sentirse seguros y tranquilos en su ambiente. Esta rutina establece horarios, pero además Los hábitos repetitivos ayudan a construir un equilibrio emocional, que les proporciona un mecanismo importantísimo para su educación y para la construcción de su personalidad.

¿Qué son los hábitos y las rutinas para los/as niños/as?

- La rutina es una costumbre personal establecida por conveniencia y que no permite modificación, es decir, es inflexible; por ejemplo, ponernos el baby antes de entrar al aula.

- El hábito es un mecanismo estable que crea destrezas y que además podemos usar para distintas situaciones: por ejemplo, abrocharse.  Según Antonia Fernández Gutiérrez  “Son costumbres, actitudes, formas de conducta o comportamientos que conllevan pautas de conducta y aprendizajes.

- Los hábitos y las rutinas aportan un mecanismo importantísimo de constancia y regularidad y, por eso son fundamentales tanto para la vida familiar como la escolar.


Beneficios de los hábitos y rutinas en los/as niños/as y bebés

1. Para que un/a niño/a se sienta seguro tiene que adquirir hábitos.

2. Los/as niños/as no conocen el orden de las cosas cuando nacen, por lo que los adultos debemos enseñarles a organizar su vida mediante horarios estables asociados a rutinas, es decir, a través de actividades que se hacen todos los días de la misma manera.

3. Se repiten rituales que ayudan a que el/la niño/a vaya asimilando un esquema interno que convierte su mundo en un lugar predecible y, por lo tanto, seguro.

4. La alimentación, sueño e higiene son los primeros hábitos que tienen que aprender los/as niños/as.

Principales funciones que desarrollamos al trabajar rutinas y hábitos en el entorno infantil, ( según Zabalza).

1. Ofrecer un marco de referencia. Una vez que se ha aprendido la correspondiente rutina, el/la niño/a  es capaz de concentrarse en lo que está haciendo sin pensar ni preocuparse en lo que vendrá después.

2. Generar seguridad, dado que se trata de una actividad conocida por quien la realiza.

3. Actuar como indicador temporal, puesto que aporta una percepción sensorial de los distintos momentos en los que debe efectuarse la actividad permitiendo saber qué es lo que hay que hacer antes y qué después.

4. Potenciar procesos de captación cognitiva, referida a las distintas estructuras que presentan las diferentes actividades a realizar.

5. Desarrollar virtualidades cognitivas y afectivas a nivel metodológico con motivo de las posibilidades de aprendizaje posterior que tendrán los niños y niñas respecto a la adquisición de estrategias de planificación y organización de los aprendizajes.

    De este modo, debemos considerar las rutinas como puros aprendizajes que contribuyen a una mejora de nuestra capacidad cognitiva, por lo que se trata de procesos que el alumnado debe aprender en el seno del aula y la familia deberá tenerlo en cuenta para establecer unas rutinas en el hogar que a buen seguro contribuirán al desarrollo psicológico de sus hijos/as.

    Ahora bien, como todo aprendizaje, y más tratándose de niños y niñas de Educación Infantil, resulta necesario fijar unas pautas metodológicas que contribuyan a organizar y sistematizar estos aprendizajes adecuadamente siguiendo siempre el mismo orden en las actividades y mencionando claramente y con cierta frecuencia por parte del profesorado el nombre de la rutina a trabajar.

    Por último, cabe destacar que las rutinas en Educación Infantil no deben trabajarse como elementos rígidos e impositivos, sino como procedimientos de estructuración ya que contribuyen a crear un contexto de seguridad a través de la conservación y mantenimiento de pautas. 

Rutinas que llevamos a cabo en la Escuela.


TIEMPO
LUNES
MARTES
MIÉRCOLES
JUEVES
VIERNES
9:00/9:30
ENTRADA
ENTRADA
ENTRADA
ENTRADA
ENTRADA
9:30/10.00
ASAMBLEA
ASAMBLEA
ASAMBLEA
ASAMBLEA
ASAMBLEA
10:00/10:30
CUENTOTECA
PROYECTO
PLÁSTICA
JUEGO POR RINCONES
PSICOMOTRICIDAD
10:30/10:45
ASEO
ASEO
ASEO
ASEO
ASEO
10:45/11:30
PATIO
PATIO
PATIO
PATIO
PATIO
11:30/12:00
ASEO
ASEO
ASEO
ASEO
ASEO
12:00/13:00
COMIDA Y HÁBITOS DE HIGIENE
COMIDA Y HÁBITOS DE HIGIENE
COMIDA Y HÁBITOS DE HIGIENE
COMIDA Y HÁBITOS DE HIGIENE
COMIDA Y HÁBITOS DE HIGIENE
13:00/14:45
SIESTA
SIESTA
SIESTA
SIESTA
SIESTA
14:45/15:15
HÁBITOS DE HIGIENE
HÁBITOS DE HIGIENE
HÁBITOS DE HIGIENE
HÁBITOS DE HIGIENE
HÁBITOS DE HIGIENE
15:15/16:00
JUEGOS Y RECOGIDAS
JUEGOS Y RECOGIDAS
JUEGOS Y RECOGIDAS
JUEGOS Y RECOGIDAS
JUEGOS Y RECOGIDAS

*Este cuadro pertenece a las rutinas que llevan a cabo en un aula de 2-3 Años. Los demás niveles se asemejan a este.


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PERIODO DE ADAPTACIÓN
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Como sabemos que los primeros días en la escuela pueden ser un poco durillos tanto para los/as niños/as como para las familias, os dejamos un artículo muy interesante sobre el Período de Adaptación, que hemos seleccionado de una web de atención temprana.

El periodo de adaptación a la escuela infantil

Vamos a comentar brevemente en que consiste el periodo de adaptación para que también os sirva de reflexión y ayuda para resolver las dudas que podáis tener sobre este periodo o de algún modo superar la angustia, si la hubiera, que os puede suponer dejar al niño/a en la Escuela Infantil.
Sabemos que el ingreso en la escuela infantil supone un cambio muy importante para el/la niño/a, “normalmente” es la primera vez que se separa de su familia, sale de su hogar para pasar a un espacio totalmente desconocido, con adultos desconocidos y con otros/as niños/as.
Las familias también sufrís una adaptación, ya que suele ser la primera vez os separáis de vuestro hijo/a. Y lo mismo sucede con las educadoras, que también tienen que adaptarse, cada niño/a es diferente, hay que conocerle, saber sus gustos y preferencias, y conseguir que disfrute y sea feliz en los primeros momentos, y luego, durante el curso.
La entrada del/la niño/a en la escuela infantil supone para él/ella un importante cambio: Implica la salida del entorno familiar donde el/la niño/a ocupa un papel determinado, con una forma determinada de comunicarse y con un espacio que conoce, que le da seguridad y protección, y todo esto va a modificarse: su mundo de relaciones va a ampliarse al salir del círculo estrecho familiar, nuevos adultos y nuevos/as niños/as, y va a entrar en contacto con un nuevo espacio: la escuela.
Este será paso muy importante en la vida del/la niño/a, y aunque en algunos casos al principio la separación le resultará dolorosa, el/la niño/a lo irá asimilando, y gracias a esta separación se incrementará su autonomía personal y su grado de socialización. Además de ser un paso necesario para aprender que los cambios no tienen por qué ser malos.
El/La niño/a experimenta cambios en las áreas de: higiene, alimentación, sueño, rutinas, las rutinas que se establecen en la Escuela Infantil, les ayudan en su organización del tiempo y la actividad, a relacionarse con sus iguales, con los adultos y en la organización del espacio y objetos.
Es posible que durante este periodo puedan aparecer en el/la niño/a conductas de rechazo:
  • Hay niños/as que desde el punto de vista somático pueden tener alteraciones de sueño, de alimentación, vómitos…
  • Algunos sienten ansiedad ante la separación y pueden sentir abandono, miedo, surgen los celos de los/as otros/as hermanos/as, o pueden tener comportamientos agresivos.
  • Desde el punto de vista afectivo y social se observa:
    • Niños/as que lloran: es la manifestación más generalizada.
    • Niños/as que no lloran y participan en la escuela de forma resignada porque la actividad les resulta novedosa, pero en el hogar manifiestan conductas negativas.
    • Niños/as que lloran y se niegan a ser atendidos por extraños.
    • Niños/as que se mantienen aislados, no participan, no se relacionan, permanecen sin moverse.
    • Niños/as que se aferran fuertemente a algún objeto que traen de casa, participan pero con el objeto en la mano.
Debemos saber que estas son manifestaciones normales de este periodo y que si lo entendemos de una forma natural estaremos ayudando al/la niño/a en la resolución de este proceso que es el periodo de adaptación.
Para todo ello va a necesitar que le ofrezcamos una gran comprensión y ayuda, ayuda que no consiste en evitar sus sentimientos y conflictos, sino en entenderlos. Y que comprendáis que cada niño/a tiene un ritmo de adaptación personal que hay que respetar.
Cuando hablamos de la separación mutua de niño/a-familia, entendemos que no sólo se adapta el/la niño/a, sino que los padres van a tener que adaptarse también.
Los/Las padres/madres tendréis una gran influencia en sus temores, sus expectativas, su ansiedad,... todo lo que vosotros/as sintáis: La inseguridad, la culpabilidad por la separación, el temor ante el cuidado que vaya a recibir el/la niño/a, todo eso son sentimientos habituales en los/las padres/madres, pero debéis cuidar al máximo vuestras manifestaciones externas, para no trasmitir al/la niño/a inseguridad.

Consejos para padres

De forma que, algunos consejos que podemos daros son:
  • Lo que hemos comentado, recordaos que vuestra actitud es muy importante. Es necesario no actuar con inseguridad, duda o culpabilidad.
  • Durante el periodo de adaptación, en la medida de vuestras posibilidades es conveniente que intentéis llevarle y buscarle vosotros/as, eso le dará seguridad y se acostumbrará antes al cambio.
  • Debemos evitar el chantaje afectivo de “no llores que mamá/papá se va triste”, o la mentira “no llores que mamá/papá viene ahora”.
  • Cuando sea la hora de marchar es mejor no alargar la situación: decir adiós con seguridad y alegría. Es importante que no piense que la marcha de los/las  padres/madres es opcional o que si protesta con fuerza impedirá la partida.
  • No prolongar las despedidas en exceso. Hay que trasmitir al/la niño/a que lo que estáis haciendo es lo mejor para él/ella.
  • Dejaremos que el/la niño/a lleve, si así lo desea, su juguete favorito, algo que le sea familiar y le mantenga unido con su hogar.
  • No es un buen momento para introducir más cambios en la vida del/la niño/a (quitar pañales, cambio de habitación...) Será conveniente esperar a que supere el proceso de adaptación.
  • Evitar al recogerle frases como “ay, pobrecito/a, que le hemos dejado solito/a”, “qué te han hecho?”
  • Puede que el/la niño/a, en el reencuentro con los/las padres/madres llore o muestre indiferencia, estas son algunas manifestaciones que no deben angustiarnos, a veces el/la niño/a también experimenta sentimientos ambivalentes, contradictorios, al mismo tiempo siente la separación con la educadora y el deseo de ir con sus padres/madres.
  • Es posible que surjan pequeñas dificultades, no os alarméis, solo está adaptándose a un ritmo diferente.
  • Ese pequeño desequilibrio del inicio del curso debe contemplarse desde una actitud serena de normalidad.

Objetivos para los papás

Os proponemos como objetivos para vosotros/as:
  • Que superéis la angustia de la separación.
  • Que confiéis en el equipo.
  • Que os despidáis de vuestros/as hijos/as sin engaños y con seguridad.
  • Que conozcáis y valoréis el periodo por el que pasan vuestros/as hijos/as.

Objetivos para los/as niños/as

En cuanto a los/as niños/as, en el periodo de adaptación es muy importante la separación con los/las padres/madres, pero no es solo eso, podríais pensar que si vuestro hijo/a no llora, se muestra contento y confiado, no necesita un periodo de adaptación.
Pero en este periodo implica a otras muchas cosas: Como objetivos durante este periodo el/la niño/a debe:
  • Aceptar el nuevo espacio y ser capaz de moverse libremente en el.
  • Explorar el nuevo material.
  • Adaptarse a las rutinas.
  • Comprender y recordar las normas y pautas que la educadora va estableciendo.
  • Establecer vínculos de afectividad con la educadora y los/as demás niños/as.
  • Admitir progresivamente la separación de sus padres/madres.


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